El paraíso está aquí, en mitad de la naturaleza, entre los muros llenos de historias de esta masía, bajo los árboles, en el agua fresca de la balsa, en el cantar de los pájaros y la compañía de las cabritas, en el silencio, en esta paz.


Aquí en Can Sala hemos pasado un fin de semana de re-conexión dedicados a lo más importante: disfrutar de nosotros mismos y de los pequeños placeres en esta masía del siglo XII rodeada de bosque y campos y que apuesta por la ecología y el respeto al entorno.

Bañarse en la alberca con el agua fresca del río, disfrutar de su cocina vegetariana hecha con los productos ecológicos de su propio huerto, ver campar libres a las gallinas y disfrutar de la compañía de los gatos, endormiscarse en una hamaca del porche, elegir un rinconcito al sol y disfrutar del sonido del agua y de los pájaros, ver jugar a los niños en contacto con la naturaleza, charlar un rato o disfrutar del silencio. Lejos de toda ostentosidad, una vuelta a lo esencial.

Podría explicaros muchas cosas de nuestra estancia en Can Sala pero creo que las fotografías serán capaces de hacerlo por mi y transportaros a la calma y a la autenticidad de este lugar tan especial.

A veces no hace falta irse muy lejos para desconectar de todo.

A tan solo 18km de casa, en nuestra vecina Vall de Llémena (Girona). A nuestros valles sólo los separa una pequeña cordillera, desde nuestra casa vemos al fondo las montañas que resguardan el mas de Can Sala y desde allí, se ve el Collsacabra protegiendo la nuestra.

Un pequeño paraíso entre la Garrotxa y Girona donde reencontrarse con lo esencial.

Gracias Luz por invitarnos a tu casa.

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