Taquicárdico, mareado y agotado, así se sintió el pobre Stendhal después de recorrer Florencia. El médico que le atendió le tomó el pulso y la temperatura y concluyó que lo que padecía era una sobredosis de belleza.


Así es como dejamos Florencia nosotros también, con el corazón a punto de salirse del pecho. Demasiada belleza para poder asimilarla en tan pocos días. Era mi tercera visita a esta ciudad que siempre se me presenta diferente y siempre consigue maravillarme. Esta vez era el punto de inicio de nuestra ruta por la Toscana y era la primera vez que la visitaba acompañada de la familia que he formado, así que era un viaje especial.
Quizás algunos aspectos de nuestro viaje puedan serviros a los que viajáis en familia pero también a los que os gusta viajar y disfrutar de las ciudades con calma.
Al final del post encontraréis también algunas direcciones.
Florencia cuando aún todos duermen
“Hoy nos hemos levantado a las 6 de la mañana para disfrutar de los primeros rayos de sol sobre Florencia y de las calles vacías. Hemos podido disfrutar del Duomo sin turistas, de las calles silenciosas y de una temperatura agradable. Cuando nos hemos cansado de hacer fotos y los turistas han empezado a aparecer nos hemos ido a desayunar a La Menagere, después hemos dado un buen paseo y cuando el calor ha empezado a apretar hemos vuelto a casa a descansar” (Florencia, día 2)

Viajar con niños puede convertirse en una larga lista de renuncias e inconvenientes o puede ser una bonita oportunidad de hacer las cosas de otro modo, sin renuncias y con la magia de disfrutar de una nueva perspectiva de viajar.




Tal vez si no hubiera sido porque íbamos acompañados de nuestro hijo no hubiéramos puesto ningún día el despertador a las 6 de la mañana y nos hubiéramos perdido la visión mágica de la ciudad despertando, una Florencia bañada por la primera luz del día, fresca, como recién duchada, con las calles silenciosas y aún vacías. Los primeros rayos de sol colándose por las calles estrechas, los quioscos colocando los periódicos del día y las cafeterías levantando sus persianas. Madrugar es una oportunidad única para poder ver un poco de la Florencia real pero también es una oportunidad para ver el ‘making off’ de la Florencia más turística que poco a poco se va prepararando como la escena de un decorado para acoger a los miles de turistas que ese día la visitarán.
Lo que ideamos para evitarle a Tom las horas de más calor y aglomeración visitando la ciudad, acabó siendo un regalo para todos y el mejor plan que hemos hecho en Florencia y que repetimos el resto de días durante nuestra visita.




Perderse en Oltrarno
Al otro lado del río Arno empieza una nueva Florencia, más real y auténtica, más pausada. Aquí las placetas, los talleres de artesanos y los bares y restaurantes invitan a tomarse la visita con más calma.
Es la zona que elegimos para alojarnos y fue un acierto porque a pesar de estar a un paso del centro histórico este barrio es un pequeño refugio.
Comer en una de las osterias de la Piazza del Santo Spirito, tomarse un helado en la Piazza della Passera o hacer el aperitivo en alguno de los locales de la Via Santo Spirito. También es una buena zona para descubrir algunas pequeñas tiendas de creadores locales. Si buscáis un bolso o complemento de piel especial aquí encontraréis pequeños talleres de diseñadores que son una alternativa a los puestos turísticos que hay por toda la ciudad. Y si buscáis una alternativa a la piel, más sostenible o vegana en Oltrarno encontraréis la tienda de Uashmama, un negocio familiar de la Toscana que ahora vende en todo el mundo sus preciosos bolsos y accesorios de papel lavables, a la vista y al tacto parecen piel pero el material es papel procedente de bosques sostenibles.

Luz de atardecer en Florencia
He empezado el post sobre Florencia hablando de la luz del amanecer y terminaré hablando de la luz del atardecer. Porque si para mi hay algo más bello en esta ciudad que desprende arte e historia en cada rincón es su Luz.
El atardecer es el momento más bello de esta ciudad, cuando queda bañada en esa luz dorada es un momento sublime.
Como excepción a este post os recomiendo un lugar nada tranquilo, Piazzale Michelangelo. Pero es que el atardecer desde allí bien merece salir de nuestra zona de calma para contemplar la panorámica de Florencia, el Arno reflejando la luz dorada como un espejo, el Duomo alzándose sobre todos los tejados de la ciudad. No me extraña que después de todo el pobre Stendhal no pudiera soportar ya más belleza.

Algunas direcciones
En este apartado os dejo algunas recomendaciones, lugares para disfrutar de la ciudad poco a poco.
En el post no he incluído información sobre museos o puntos de interés turístico porque sobre eso ya hay mucha literatura. Nuestra visita a Florencia fue durante el mes agosto acompañados de nuestro hijo de 2 años, así que si la visitáis en cualquier otra época del año (o con compañeros de viaje más tranquilos ; ) seguro que aún podréis saborear más la calma.
Espacios de calma en el centro histórico
+ La Menagere: un local histórico reconvertido ahora en café-restaurante de diseño industrial pero que mantiene su esencia histórica de tienda con un corner de accesorios para el hogar y floristería. A cualquier hora es una buena opción para descansar y comer algo. Está abierto desde las 7 de la mañana y está muy cerca del Duomo y el Mercado Central así que es perfecto para ir a desayunar después de ver despertar la ciudad.
+ Serre Torrigiani in piazzetta: un pequeño oasis que encontramos por casualidad al lado de la Piazza della Republica y que es perfecto para una comida ligera al mediodía, un descanso a media tarde o para una cena al fresco. Serre Torrigiani es un pequeño pulmón verde en una antigua placeta interior ahora rehabilitada y convertida en una bonita y tranquila terraza donde además programan conciertos, teatro o charlas gastronómicas.
+ Ditta Artigianale: Coffee roasters. Para un buen café a cualquier hora, un desayuno o un brunch. El café de via Neri está muy cerca de los Uffizi en un trocito de barrio por el que vale la pena perderse.
+ Numeroventi: es una residencia de artistas que también ofrece alojamiento para quien visita la ciudad y quiere disfrutar de su estancia en un entorno de diseño dentro del Palazzo Galli Tassi. Varias veces al año abren las puertas del estudio.
Gastronomía en Oltrarno
+Il Santo Bevitore: creo que fue la cena que más disfrutamos de nuestro viaje, el restaurante es realmente bonito y por la noche, a la luz de las velas, tiene un ambiente íntimo pero informal. La cocina es deliciosa y la burrata espectacular.
+ Il Santino: para el aperitivo o una cena ligera, es un local pequeño y con mucho encanto donde tomar buen vino y degustar quesos y embutidos italianos.
+ Trattoria Gustapanino: es una de las osterias de la plaza del Santo Spirito, llegamos a Florencia a mediodía y fue en el primer lugar en el que aterrizamos. En todo el viaje no volví a comer una pasta más sencilla y deliciosa que sus spaghetti alla gusta.
+ S. Forno (Panificio): bonita panadería con buen pan artesano y un pequeño rincón para desayunar o merendar.
+ Gelateria della Passera: un clásico en la Piazza della Passera con unos de los mejores helados de la ciudad.
Florencia con niños
Florencia no es un destino muy baby friendly, no hay zonas verdes en el centro, moverse con cochecito puede resultar difícil y el calor y el turismo pueden resultar agobiantes para ellos. Pero es cierto que es una ciudad donde puedes llegar andando a cualquier sitio y que tiene una logísitica fácil para los padres.
Aquí os dejo algunos tips para los que viajéis con niños de 1 a 3 años, una edad en que moverse con ellos y tenerlos distraídos puede resultar difícil:
+ Alojarse en Oltrarno, queda justo a media distancia de todos los puntos de interés de la ciudad, es un barrio tranquilo y con circulación de vehículos restringida.
+ Madrugar para visitar el centro histórico fresquitos y sin aglomeraciones, los niños podrán moverse con más libertad. De 12 a 17h es la peor hora porque en verano hace mucho calor y hay gente por todas partes, así que es un buen momento para retirarse, ir con los niños a comer tranquilamente y descansar. También es un buen momento para visitar museos.
+ Los museos al mediodía suelen estar más tranquilos y son un buen lugar para refugiarse del frío o del calor. Quizás también coincida con la siesta de los niños así podréis aprovechar para alargar la visita y ver lo que os interesa con calma. En cualquier caso, comprad las entradas online antes de viajar para ahorraros colas, priorizad los museos u obras que os interesen de verdad. Y si vuestro hijo es un terremoto como el mío le encantarán las galerías de los Uffizi para correr arriba y abajo, solo hay que intentar que no rompan ninguna figurita griega de esas antiguas y caras.. Por lo demás, si están entre los 2 y 3 años ver figuritas de señores y señoras desnudos les va a divertir mucho y vosotros nunca olvidaréis ese rato mirando los culetes de todos esos señores griegos ; )
+ Jardines de Bóboli: No es un parque, es un museo al aire libre así que hay zonas donde los niños no pueden pisar, correr o jugar. Hay zonas donde sí que se pueden mover con más libertad pero no es cómodo para ir con cochecitos. Una alternativa es la colina que sube hasta Piazzale Michelangelo que está llena de zonas verdes y jardines.
+ Un helado lo arregla casi todo: Y los mejores los encontraréis en Grom, Vivoli y en la Gelateria della Passera.